Las cosechas de los principales granos del 2022 disminuyeron con respecto al año anterior y, por lo general, se mantienen por debajo del promedio de los últimos cuatro años (2018-2021). Excepto el buen desempeño del sorgo, son menores las cosechas de soya, maíz, trigo y girasol. El 2022, incluso la producción de soya que sigue creciendo en superficie cultivada, cayó un 4% frente a los registros del 2021.
Según el último reporte de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO), los bajos rendimientos agrícolas afectaron tanto a las cosechas de invierno como a las de verano. La excepción a esta tendencia es el sorgo, cuyo rendimiento tiende nuevamente al alza y se consolida como el principal cultivo de invierno.
Soya
La soya sigue siendo el grano de mayor importancia en cuanto a superficie cultivada, producción y exportación agrícola. Según las estimaciones preliminares basados en los reportes de ANAPO, para el año 2022, la superficie cultivada alcanza a 1.507.000 hectáreas y la producción a 3.075.000 toneladas. En comparación con el año anterior (2021), la superficie dedicada a la soya creció un 8%, pero la producción disminuyó un 4%, lo que significa una caída significativa del rendimiento promedio por hectárea.
A pesar del estancamiento soyero, este sector se benefició el 2022 gracias a los altos precios internacionales, dado que la producción se destina mayormente a la exportación. Debido a las alteraciones económicas provocadas por la invasión de Rusia a Ucrania, el precio internacional de la soya se situó por encima de 650 dólares la tonelada a mediados del año y al cierre de la gestión gira en torno a 540 dólares. El 2022 es el segundo año del reciente ciclo de precios altos para soya y derivados.
Maíz
El 2022, la producción de maíz cae por quinto año consecutivo, especialmente en el sector de la agricultura mecanizada de Santa Cruz. Las últimas cosechas suman 453 mil toneladas a partir de 160 mil hectáreas sembradas, lo que representa un descenso del 28% con respecto al año anterior. Aunque la superficie cultivada varió marginalmente en los dos últimos años, cayó significativamente en los años anteriores. El 2018 se cultivó maíz en 234 mil hectáreas, es decir un 45% más que lo dedicado el 2022.
El maíz que proviene de la agricultura mecanizada tiene estrecha relación con la seguridad alimentaria de los bolivianos. Es el principal insumo para los alimentos balanceados requeridos en la industria de carnes, producción de huevos, leche y derivados, entre otros. Bolivia es deficitaria en la producción de este grano, por lo que sigue creciendo la dependencia de la importación e internación vía contrabando del maíz transgénico de Argentina. La compra de maíz a precios subvencionados por parte de EMAPA no logra revertir la tendencia a la baja.
Trigo
La cosecha de trigo del 2022 no solo es menor en relación al año anterior, sino que es la más baja de los últimos cinco años (2018-2022). ANAPO reportó 103 mil toneladas, lo que difiere por mucho de las 185 mil toneladas cosechadas el 2021 o de las 232 mil toneladas del año 2020. El rendimiento agrícola de este grano de consumo masivo está cifrado en 0,87 toneladas por hectárea, lo cual está muy por debajo del promedio que ronda 1,4 toneladas para el contexto cruceño.
El trigo se produce en la temporada de invierno a modo de cultivo de rotación, por lo que recibe una atención marginal por parte de los productores como del sector público. De hecho, la superficie de tierra destinada al trigo es la más baja con respecto a la soya, sorgo, maíz y girasol. El 2022, mientras se cultivó trigo en 118 mil hectáreas, la soya ocupó 1,5 millones de hectáreas; es decir, 12 veces más que el grano de mayor consumo nacional.
La baja producción de trigo significa que Bolivia deberá importar más trigo y harina de trigo para satisfacer la demanda nacional del próximo año.
Otros cultivos
La producción de girasol también sufrió un leve descenso a pesar de mayor superficie cultivada. En los últimos cinco años, el girasol tuvo un repunte sostenido, pero sin alcanzar la importancia que tenía hasta el 2013, cuando la superficie sembrada estaba por encima de 200 mil hectáreas. Al formar parte del complejo oleaginoso, existen incentivos económicos para el girasol a partir de los precios globales en alza para los aceites vegetales.
El sorgo tiene un desempeño extraordinario desde hace una década. El 2022 aumentó tanto la superficie cultivada como las toneladas cosechadas de sorgo. Destaca por la alta participación en el total de superficie cultivada. Mientras las hectáreas destinadas al trigo, maíz y girasol se mantienen por debajo de 200 mil hectáreas anuales, el sorgo ocupa en promedio 450 hectáreas. Está más cerca de la soya que de otros cultivos. Actualmente, es el principal cultivo de invierno.
Para completar el panorama agrícola 2022 de Bolivia, debemos esperar reportes complementarios a los de ANAPO, como es la producción de arroz y caña de azúcar, además de los registros agrícolas de los valles y altiplano.
Balance preliminar
- El desempeño agrícola del 2022 retrocedió con respecto al 2021, principalmente a causa de la caída de los rendimientos agrícolas de soya, maíz, trigo y girasol. Este bajo desempeño está influenciado, aunque no únicamente, por las sequías y cambios erráticos en el clima causados por la persistencia del fenómeno La Niña en los últimos tres años.
- La principal novedad es la menor producción de soya, a pesar de que la superficie cultivada aumentó en 111 mil hectáreas entre 2022 y 2021. La mayor cantidad de tierras sembradas no logró revertir los efectos del descenso en los rendimientos agrícolas del sector soyero. Los altos precios internacionales compensaron las perdidas y también invisibilizaron este desempeño productivo que merece mayor análisis.
- El descenso de la producción de trigo y maíz ratifica el estancamiento de los últimos años y alerta sobre los futuros problemas de seguridad alimentaria. Estos dos granos con alta incidencia en la canasta básica de los bolivianos, están siendo desplazados por cultivos de mayor valor para el lucro privado, como es la soya, y por cultivos con mayor rendimiento en la temporada de invierno, como es el sorgo que compite con el maíz y el trigo.