Usurpación sistemática de territorios indígenas y la distorsión en la tenencia comunitaria de la tierra en Bolivia, particularmente en el departamento de Santa Cruz, son dos de las problemáticas alarmantes que se presentan sobre la temática de Tierra y Territorio, según alertó Gonzalo Colque, investigador de la Fundación TIERRA.

La información se dio en el marco del Foro Tierra, Territorio y Medio Ambiente que se desarrolla en Santa Cruz, evento que busca generar un documento de propuestas para ser entregado a los candidatos que disputarán la segunda vuelta electoral en Bolivia. El foro reunió a dirigentes de comunidades y Tierras Comunitarias de Origen (TCO), académicos, especialistas y activistas, entre otros, para debatir sobre la crisis territorial y ambiental que atraviesa el país.
Colque presentó como caso emblemático lo que sucede en la TCO Guarayos, donde extensas colonias menonitas se han establecido dentro del territorio indígena reconocido legalmente. "Legalmente sigue siendo una TCO, pero en los hechos esta parte ya tiene control de las colonias menonitas que a su vez siguen creciendo", advirtió el investigador. El dato de más relevancia sobre el tema es que el alemán bajo, idioma de las comunidades menonitas, desde 2012, es el cuarto idioma materno más hablado en Bolivia, con más de 75,000 personas, superado solo por castellano, quechua y aymara.
Por otro lado, Colque también puso en relevancia el estudio de la Fundación TIERRA sobre Guarayos, realizado en 2022, que reveló lo que Colque denominó un "divorcio entre núcleos poblados y territorio". Las familias indígenas han quedado fuera de los límites territoriales reconocidos, perdiendo el control directo sobre vastas zonas que ahora están siendo usurpadas. "Muchas TCO tienen fragmentación territorial, varios polígonos sin continuidad. Esos pequeños pedazos que han costado mucho trabajo consolidar son los que rápidamente están dejando de ser parte del dominio de las comunidades indígenas, precisamente porque tienen mayor valor productivo y están más cercanos a infraestructura, caminos y comunicaciones", explicó.
La denuncia más contundente fue sobre el uso fraudulento de la figura de "comunidad campesina" para encubrir operaciones agroindustriales. Colque mostró imágenes satelitales de supuestas comunidades campesinas que en realidad son extensos monocultivos sin población. "¿Dónde se puede verificar la función social? No hay gente, no hay casas, no hay familias. Lo que ven como pequeños caseríos son solo lugares donde guardan cosas para trabajar la tierra", denunció.
Según datos de la Fundación TIERRA, se han dado más de 1,500 asentamientos provisionales de comunidades campesinas en los últimos 12 a 15 años, muchos sin que se sepa realmente quiénes son los beneficiarios. "Hay complicidad de las autoridades al dejar que esto se legitime como si fuera comunidad campesina. No lo es. Están camuflando comunarios 'palos blancos'. Probablemente la mitad de nosotros somos comunarios de una comunidad campesina asentada y no lo sabemos, porque basta recoger una fotografía de carnet de identidad para que aparezcas como comunario", consideró.
Colque también cuestionó el rol de instrumentos legales como el PDM-20 (Plan de Desmonte de 20 hectáreas) y los estudios de microcaracterización que, según denunció, se han distorsionado para autorizar desmontes en zonas de vocación forestal. "Todos los estudios de microcaracterización en zonas de bosques protegidos acaban declarando que por X razones es dable que se convierta en agricultura mecanizada. Se ha distorsionado el objetivo y el interés de estas leyes agroambientales", criticó.
El investigador llamó a la autocrítica, reconociendo que además de fuerzas externas, existen problemas internos que deben ser enfrentados por las propias organizaciones indígenas y campesinas. "Los malos dirigentes dan autorizaciones de asentamiento, a veces divididos en dos o tres organizaciones paralelas que se acusan mutuamente", señaló.
Entre las causas externas identificó la narrativa dominante de que "la propiedad privada nos saca de la pobreza" y el modelo primario exportador basado en la sobreexplotación de suelos. En ese contexto, Colque desmintió los argumentos presentados en el reciente foro agropecuario sobre que la biotecnología podría triplicar las cosechas y reemplazar la renta perdida por el declive del gas natural.
"La Fundación TIERRA va a sacar un estudio que demuestra que el 83% de los cultivos de maíz en Santa Cruz ya se hace con semilla transgénica y no ha aumentado la rentabilidad ni la productividad por hectárea. ¿Cuál es la base técnica para decir que si se autoriza se van a triplicar las cosechas?", cuestionó.
El investigador concluyó con una advertencia: "Este tipo de argumentos da lugar a la usurpación y despojo de tierras y territorios que pertenecen a toda la gente que ha luchado por muchísimos años".
El Foro Tierra, Territorio y Medio Ambiente busca sistematizar estas problemáticas en un documento que será entregado a los candidatos presidenciales, con el objetivo de que las políticas de tierra y territorio sean una prioridad en la agenda del próximo gobierno.